ILMU'L H̱ÂL

34 la que la Zulumât (oscuridad) del kufr (incredulidad) era dominante. Él SallAllâhu ‘Alayhi wa Sallam eliminó toda clase de superstición, salvó al mundo de la oscuridad y la ignoran- cia con las luces del Îmân (fe) y el Islâm, y guio a la huma- nidad al camino de la genuina civilización ofreciéndoles las llaves de la felicidad y prosperidad en ambos mundos. Hoy, incluso muchos de los orientalistas que han estu- diado imparcialmente la historia del Islâm se han sentido con la obligación de admitir la posición de superioridad de Nuestro Maestro Profeta Muhammad SallAllâhu ‘Alayhi wa Sallam , su moral inigualable y su carácter humano. Al- gunos han incluso admitido que Él SallAllâhu ‘Alayhi wa Sallam es en verdad una Gran Misericordia y el Más Eminente Salvador de toda la humanidad. No han podido evitar admirarlo. Thomas Carlyle, un famoso filósofo escocés dijo, en uno de sus trabajos citado por Mahmûd As‘ad: “Me agrada Hadrat Muhammad SallAllâhu ‘Alayhi wa Sallam , pues está lejos de la vanidad... por ello no existe una ba- lanza humana para medir a Hadrat Muhammad SallAllâhu ‘Alayhi wa Sallam , pues es en extremo grande y eminente como para medirlo’’. Considerando como los no musulmanes escrupulosos y razonables admiran, quieren y muestran su aprecio por Nuestro Profeta SallAllâhu ‘Alayhi wa Sallam , es esencial que reflexionemos acerca de cómo nosotros, Ummati Mu- hammad (Los Seguidores de Muhammad SallAllâhu ‘Alayhi wa Sallam ) deberíamos amarlo y respetarlo.

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